Todos creían que caminaba solo. No era cierto, siempre iba acompañado de sus demonios. La comitiva era tan grande que a veces levantaban hasta polvo.
Una noche se escuchaba un llanto en la espesura del bosque, era un sonido desgarrador, te partía el alma, estremecía, ponía los pelos de punta.
Al acercarme para comprobar de donde venían esos llantos, una niebla incipiente comenzó a apoderarse de la zona. Según me iba aproximando al lugar de donde provenían los sollozos, la niebla se volvía mas espesa, para que no viera que detrás solo estaba la tristeza, Corrí de allí como alma que lleva el diablo, ya que cuanto más me acercaba al llanto, comenzaba a escuchar otra especie de canto, dejándote sumido en un letargo, sin fuerza, sin ánimo. Cuanto más cerca estás del llanto mas te atrapa y te vas quedando sin gracia, siendo preparado para formar parte de esa comitiva de demonios, que lleva él, el que camina solo por los senderos del alma.
(Ficción) JMMC