Caminando por la senda del no sé dónde, y no sé cuando. Una senda que nunca tiene fin, cuando parece que llegas al final, vuelve a aparecer un camino nuevo y a veces dos, y otra vez tener que elegir sin saber que pasará, el dilema de la eternidad. Un sendero bello, con muchas flores, con bellas canciones, pero con muchos baches y coscorrones, hay que estar atento en algunas veredas, que tierra pisas, que piedra mueves, y otra vez parece que ves el final, que por fin lo has conseguido, pero vuelven otra vez a cruzarse dos caminos.
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